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Pollo asado con guanciale y patatas


El pollo asado con guanciale y patatas es un gran clásico de la cocina casera, sencillo pero lleno de sabor. El aroma de las hierbas aromáticas, el sabor intenso del guanciale que se derrite durante la cocción y las patatas que se impregnan con los jugos del pollo hacen que este plato sea perfecto para un almuerzo de domingo o una cena en familia.
70’ min.
Fácil
4 personas
Ingredientes


Para el pollo:

  • 1 pollo entero (aprox. 1,5–1,8 kg), ya limpio
  • 100 g de lonchas de guanciale
  • 2 ramitas de romero fresco
  • 5–6 hojas de salvia fresca
  • 1 cebolla, cortada en rodajas
  • 2 dientes de ajo, machacados
  • 1 trocito de guindilla picante (opcional)
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal y pimienta c/n

 

Para las patatas:

  • 800 g de patatas medianas, peladas y cortadas en cubos
  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 ramita de romero fresco
  • Sal y pimienta c/n
Preparation


Precalienta el horno a 200 °C para tener la temperatura ideal y conseguir una cocción uniforme y dorada.

Empieza preparando el relleno aromático para el pollo. En un bol mezcla el romero picado, las hojas de salvia, la cebolla en rodajas, los dientes de ajo machacados y, si te gusta un toque picante, también un trocito de guindilla.

Toma el pollo y rellénalo con esta mezcla aromática, procurando distribuirla de forma uniforme dentro de la cavidad. Una vez relleno, pasa al guanciale: coloca las lonchas por encima del pollo, cubriéndolo parcialmente. La grasa del guanciale, al derretirse durante la cocción, hará que la carne quede especialmente tierna y sabrosa.

Coloca el pollo en una bandeja de horno ligeramente engrasada. Vierte un chorrito de aceite de oliva virgen extra sobre el pollo y condimenta con sal y pimienta al gusto.

Ahora prepara las patatas: ponlas en un bol, adereza con aceite, unas hojitas de romero, sal y pimienta, y mezcla bien. Distribúyelas alrededor del pollo en la misma bandeja: así se impregnaran de los jugos y aromas de la carne.

Hornea y cocina durante aproximadamente una hora, o hasta que la piel del pollo esté bien dorada y crujiente, y la carne quede cocida y jugosa. Durante la cocción puedes mover las patatas y vigilar el dorado, cubriendo el pollo con papel de aluminio si ves que se oscurece demasiado.

Cuando esté listo, saca todo del horno y deja reposar el pollo unos minutos antes de cortarlo. Este paso ayuda a mantener la carne jugosa, permitiendo que los jugos se distribuyan mejor.

Sirve el pollo troceado, acompañado de las patatas bien doradas, llenas de todo el sabor de la cocción.

Para las cantidades según el número de comensales y cualquier duda, estamos siempre a tu disposición. ¡Buen provecho!

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