Tomates en rodajas con ventresca de atún y albahaca



- 4 tomates grandes y maduros (tipo corazón de buey o con costillas)
- 200 g de ventresca de atún en aceite (de excelente calidad)
- Un manojo de albahaca fresca
- Sal al gusto
- Aceite de oliva virgen extra (preferiblemente el aceite de la conserva de la ventresca)
Comenzad eligiendo tomates maduros pero firmes, preferiblemente variedades carnosas como el corazón de buey. Lavarlos bien bajo el agua corriente, secarlos y cortarlos en rodajas de aproximadamente 1 cm de grosor. Colocadlas ordenadamente en una fuente para servir.
Escurrid ligeramente la ventresca de atún, pero no demasiado, ya que su aceite es valioso para el aliño. Colocadla con cuidado sobre las rodajas de tomate, intentando no romperla demasiado. La ventresca tiene una textura untuosa y sabrosa; valoradla dejándola en trozos generosos.
Lavad algunas hojas de albahaca fresca, secadlas con cuidado y repartidlas entre los tomates. Completad con una pizca de sal (sin excederos, porque la ventresca ya es sabrosa) y un chorrito del aceite de la conserva de atún. Si preferís, también podéis usar aceite de oliva virgen extra de vuestra elección.
¿Ventresca casera?
Si os gusta cocinar, podéis preparar la ventresca en casa partiendo de un trozo fresco de atún (idealmente la parte ventral). Después de limpiarlo, podéis cocinarlo al vapor o a baja temperatura con aceite, laurel y granos de pimienta negra, y luego conservarlo en aceite durante unos días. Pero si queréis una versión más rápida, podéis confiar en una excelente ventresca en lata o frasco; hay calidades excelentes en el mercado.
Este plato se disfruta mejor bien frío, quizás después de un paso de 10-15 minutos en el frigorífico, pero sin exagerar para no perder sabor.
Si queréis enriquecerlo, podéis añadir unas aceitunas taggiasca o espolvorear un poco de orégano seco para un toque mediterráneo.
Un almuerzo ligero, una cena de verano o un entrante elegante para una comida con invitados. Con una buena copa de vino blanco fresco o rosado, se convierte en un pequeño lujo diario. ¡Buen provecho!